Partimos de una premisa fundamental: el profesor debe estar convencido de ello, no podemos afrontar una renovación en este tipo de propuestas si el docente sigue considerando en su fuero interno aquello de “si yo me lo leí y lo agradezco, ellos también lo harán”. Está demostrado que, la mayor parte de las veces, ofrecer el listado de títulos, tal cual, independientemente de la edición elegida y del criterio con el que se ha confeccionado, provoca rechazo tanto en los lectores habituales como en aquellos que no tienen esta afición.
Nuevas formas de abordar los clásicos en el instituto (Revista Babar)
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